Las cosas que entiendo.

Sufro y siento como puedo. Me siento mejor solo ultimamente. Algunas veces la reclusion me alivia el pecho. Otras veces siento que el dolor me hunde mas en el dolor, entonces intento ahogarme en otra cosa que tenga alcohol o me haga sonreir.
Ultimamente siento cosas aque me aturden tanto que prefiero no sentir y no involucrarme con nada que se parezca a la vida y a su hipocresia, y a la familia que nunca conoci, o los consejos sobre moral, el deber, la responsabilidad y el buen dormir de la farmacopea que asiste la psiquiatria de mi padre, la conciencia de los allegados o la cocaina mala de la puerta de algun bar. Entonces pienso en cosas que no muy a menudo puedo pensar solo. A veces la realidad me llega en patadas al abdomen. Entonces no como por dos dias, y miro alguna cosa hipnotizada. Me gusta encontrar dos o tres o seis o siete personas que se que sangran en simpatia junto a mi, y dejan que todo se pudra en una risa muy aguda. Entonces caminamos, y fumamos y nos preguntamos si la gallina y el pollo son la misma cosa, si es un producto mas de la propaganda para vendernos panfeltos sobre siameses que no pueden pudrirse bajo el sol y han de ser entonces congelados para hacer helado y licor de huevo. Vengo de afuera, y en la medianoche, te pediria que bailaras conmigo. Sobre el pasto y bajo la luna. Entonces puedo olvidarlo todo, puedo librarme de los cinco pisos del hospital, de tu cara enferma o tu cuerpo cada dia mas flaco. Es dificil entenderlo todo asi. Pero hay algo que puedo entender. Entiendo que ya no estamos mas aqui, nunca, en ningun segundo. Y que hace mucho que no entiendo donde estas. Asi que en la distancia tendriamos que decir adios. Tal vez asi sea como funciona. Y sin embargo, hay algo que puedo entender. Puedo entender todo mucho menos que lo que todos piensan. Y puedo entender que puedo aparentarlo todo para todos y todos conformes, pero realmente nadie quiere acercarse. Y pienso que el dolor se comparte con las cartas a nadie, y que ese alguien, puede entenderlo mejor incluso que yo.
Explicarse, es como intentar hablar en la lengua para la que no tengo musculos. Voy a manejar por delante de ese negocio de emociones magicas como si no me importara. Solo, con mi radio, y voy a darme de frente a esa tienda. Voy a hacerla explotar.
Voy con mi sombrero y mi cigarro. Manejar enamorado de mi soledad, sufrirla en cada espacio sin luz entre los postes que brillan naranja. Voy a manejar hasta dejar de entender y pensar. Voy a manejar hasta el sol y a dar la vuelta con un sentimiento magico. No me importa, ni el quinto piso, ni los sentimientos modernos, ni la educacion, ni la decencia, ni el control mental o la sobriedad. Asi que hago como puedo. Hago como puedo y crecer, demasiado rapido, enfrentar demasiado todo lo que no se queda es algo que me agota el alma. Entonces todo el mundo a ayudar. Todos cristianos de mierda y su plegaria de consentimiento y audacia al salir. Y las damas de blanco dan consejos que parecen sacados del libro de cocina latinoamericana del crandon, destinado a los necios que quieren cocinar pato a la naranja sin saber siquiera hacer un poco de arroz.
No hay nada aqui y lo que queda es esperar. Asi que me reclino. Asiento con la cabeza a todos y a todo. Y te miro. Pero nada responde. La gotita sigue cayendo y parece que la unica preocupacion en el cuarto, es que caiga en hora. Que te alimentes y que no te duela.
-¿Y tus cosas?
-Bien, ahi voy.
-¿Y tus cosas?
-Bien, ahi voy.
21 segundos, 3 meses, o 23 años, nadie se queda para toda la vida.